Por estas fechas hace un año que comencé a escribir este blog. Su nombre, Performance, hace referencia por un lado a la vida misma y a una actitud estética frente ella, y por otro a la manera en el que se desarrolla el blog y la manera en que se interacciona con internet.
A finales de los años 60 aparece el término en el mundo del arte como sinónimo de acción artística improvisada, interactiva, provocadora, efímera y abierta. En ella coexistían diferentes medios de expresión hasta ese momento separados. La performance pasó a ser la expresión artística orgánica por excelencia.
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Eran otros tiempos. Desde la new age extraterrestre hasta el underground bisexual, todo tenía cabida en la búsqueda de una realidad paralela. En la actualidad el lujo y la ficción triunfan en nuestros sueños. Lo irreal de las imágenes generadas por los medios de comunicación se ha superpuesto a nuestra realidad y a nuestros deseos.
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Si nuestra vida nos parece poca cosa, nos la inventamos. El arte ya no confronta ni cuestiona, entretiene y evade. Hace más llevadero el tránsito por la vida. Todos necesitamos algún grado de libertad e improvisación para sentirnos parte de la vida.
Nos hemos dejado seducir por la juventud de los tiempos modernos y nos hemos encontrado con las dos caras del hedonismo. Dice el budismo que el placer contiene la semilla del dolor. ¿Cómo hacer de lo efímero algo eterno sin morir en el intento?