La deseada levedad del verano exagera su libertad. Comparte músicas, cenas, paseos…, estira la noche hasta la madrugada. El frío del amanecer le cala hasta los huesos. El cansancio cae como una losa. Se diluye. Todo termina. No tiene miedo.
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Entrevé pequeños gestos que expresan lentamente su pensamiento. Sus manos rasgan el aire. El espacio se hace sólido. La realidad deviene ensueño. Una batalla silenciosa tiene lugar en su corazón.
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Lo que ayer era una fiesta, hoy es una luz fría hecha con la bruma del recuerdo. ¿Dónde están sus amigos? Quizás la música reconforte su alma.
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Quiere crecer. El horizonte da alas a su joven mirada. El héroe es hermoso en medio del caos. No hay alternativa. Sigue caminando mientras sobrevuela la ciudad.
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Escapa de las mentiras a golpes de corazón. El ser humano no puede contener tanta emoción si no la comparte. El llanto vacía su pecho. El aire de su respiración resuena como el viento. Tantas formas diferentes de amar y sentir la piel como personas.
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Está más calmado. Recuerda cuando era niño y jugaba despreocupado en el bosque con los animales. La levedad del verano le ha traído un deseo. Ese será su secreto.