Pintura de David Bender
Cada día que pasa estoy más convencido de que estar bien pasa por cambiar las falsas creencias, sobre nosotros y los demás, que nos hacen infelices. Una falsa creencia nos impide avanzar sin darnos cuenta; una creencia verdadera nos es útil para seguir creciendo. No es muy difícil diferenciarlas si ponemos atención.
Una manera de desenmascarar las falsas creencias es reconocer en ellas un juicio negativo y, junto al juicio, una exigencia. Fantaseamos ser de una manera que no somos. Intentamos cambiar al otro diciéndole lo que tiene que hacer. Creamos problemas para demostrar nuestra valía solucionándolos y de esta manera quedamos atrapados en los mismos esquemas.
Es básico, escucha tu cuerpo. Es el mejor aliado que vas a encontrar en la vida. Observa cómo reacciona ante determinadas ideas y situaciones. Sé honesto, no te engañes y abandona las formas de pensamiento que te hacen sentir mal. Eres responsable de tu bienestar. No seas fiel a ninguna idea que no cuide de ti.
Tampoco alimentes emociones tóxicas. Hay relaciones que se sustentan en ellas. Para reconocerlas sólo tendrás que observar el grado de culpabilidad y ansiedad que generan en ti o en la otra persona.
Para terminar, recuerda que todos necesitamos algún refuerzo positivo para vencer nuestras inseguridades. Cuando frecuentamos a personas que admiramos y éstas nos ofrecen su apoyo, reafirmamos nuestra valía. Aunque la última decisión es nuestra, conviene tener una red emocional estable que nos invite a la reflexión y al cambio si es necesario.
Cualquier momento es bueno para poder cambiar. No te engañes. A diario tomamos pequeñas decisiones que nos definen. No subestimes los pequeños esfuerzos necesarios para tomar las decisiones correctas. En su conjunto deciden nuestra forma de ser y la calidad de nuestra vida.