Te invito a que en algún momento veas un vídeo en este link. Refleja la sorprendente visión de Iyengar sobre el yoga. Entiende que el ser humano es tan duro como una piedra y que para sacar lo mejor que llevamos dentro hay que tallarlo y pulirlo con muuuuuuucha paciencia, dedicación y decisión.
Luego escucha a Tina Turner cantar mantras. Es una manera más amable y tierna de llegar a lo mismo. A mí se me eriza el vello cuando oigo a Tina poner su voz al servicio de la paz interior.
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Ahora cierra los ojos y acepta, si te pilla el cuerpo, la propuesta de música meditativa de Lou Reed. Parece necesitar espacios ásperos y densos para encontrar algo de paz en su interior. Desde luego, como era de esperar en un caminante del lado salvaje de la vida, nada que ver con los sonidos celestiales de la new age.
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Y por último pon el siguiente vídeo a pantalla completa y observa la representación visual de la música. Los que practican meditación verán en él una representación de los vritis o fluctuaciones mentales que Patánjali menciona una y otra vez. Formas de energía luminosas que atrapan nuestra atención.
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Yoga sólo hay uno pero se nos aparece con mil rostros diferentes. Formas de hacer, de sentir, de llegar al yoga hay muchas; sin embargo, el estado mental al que nos conduce, la experiencia interior, el fondo, el trasfondo de lo que llamamos yoga, es uno.
El yoga además de ser una disciplina concreta, es una forma de vivir las cosas que hacemos.
Puedes ser yogui y no cambiar nada aparentemente en tu vida. Una mirada más profunda revelará cambios sustanciales que te convertirán a la larga en una persona más parecida a ti mismo. ¿A qué esperas?