El Festival de Otoño este año se celebra en primavera. Ser madre es un acto heroico que no se recoge en Heroínas. En el Teatro Real suena una Carmen enlatada. La belleza anda aturdida entre perfumes y cremas. El Palacio de Correos se muestra al público vacío de contenidos. El happening europeo es historia. Sólo existe una revista de danza, estupenda por cierto, que se venda en los quioscos. Michelle McCain y la Orquesta Mondragón me emocionan con su versión del Purple Rain. La compañía de Hofesh Shechter denuncia un sistema autoritario en el que se sobrevive con amor y valores. He visto en un escaparate un maniquí en posición de loto. Confusión, desorientación, urgencia, sorpresa, demasiadas emociones juntas. El mundo me resulta interesante pero agotador, están pasando demasiadas cosas.
Sigo buscando la belleza ahí fuera. Belleza rota, reflexiva, vitalista, escondida, belleza urbana que se deje sentir de alguna manera. Sigo caminando, llevando mi mirada más allá de mí, oteando el horizonte.
La Flauta Mágica y el genial Peter Brook nos esperan en el Festival de Otoño.
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Imágenes de la versión del Mahabharata de Peter Brook del año 1987.
El último Delusion de la necesaria Laurie Anderson, también. Lleva más de 35 años investigando en el territorio de la performance.
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La revolución circular del flamenco por el increíble innovador Israel Galván es una cita que no te puedes perder si eres amante de lo auténtico.
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La Edad De Oro de Israel Galván.
Mientras artistas y espectadores reflexionan juntos sobre el ser humano y sus realidades, por las calles de Madrid sigue habiendo personas que se manifiestan por otro mundo posible. Todo lo que nos despierte, lo que nos haga pensar un poco, bienvenido sea.
El auténtico reto de estos tiempos es vivir la contradicción con lucidez. En una sociedad de excesos y carencias, perder el norte es más fácil de lo que parece. Si la virtud es el punto medio entre dos vicios, la práctica del yoga es la virtud que, a mí personalmente, me proporciona claridad mental, fuerza interior y calma.
No todo vale aunque todo pueda ser utilizado a favor o en contra. Cuando encontramos nuestro lugar en el mundo, encontramos el punto de equilibrio desde el cual las contradicciones cobran sentido.
¿Y tú, ya encontraste tu lugar en el mundo?